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Los préstamos para estudiantes representan una opción bastante común y, en muchas ocasiones, esencial para costear los estudios universitarios. Si necesitas financiamiento para la universidad, es posible que estés considerando solicitar uno. No obstante, antes de hacerlo, es fundamental entender su funcionamiento.
Tanto si eres estudiante como si eres padre de uno, resulta clave conocer a fondo cómo operan los préstamos educativos para elegir el más conveniente. Si no cuentas con los recursos necesarios para pagar la universidad, este tipo de financiamiento te permite acceder a un monto determinado y devolverlo en el futuro, sumando intereses.
A diferencia de las becas o subvenciones, los préstamos estudiantiles requieren reembolso. Cuando obtienes una beca o subvención, ese dinero se te otorga sin la obligación de devolverlo, ya que es un apoyo económico sin compromiso de pago.
Si bien estos préstamos comparten similitudes con otros tipos de créditos, su proceso de solicitud y amortización posee particularidades que es importante conocer.
El tiempo que demorarás en liquidar tu préstamo estudiantil varía según el tipo de financiamiento elegido. Por lo general, los periodos de pago se extienden entre 12 y 36 meses. Es fundamental conocer de antemano el plazo estipulado antes de formalizar tu solicitud.
Además del monto solicitado, es necesario considerar los cargos por originación del préstamo. Se trata de tarifas únicas que se aplican en el momento de la solicitud y cuyo porcentaje varía dependiendo del tipo de financiamiento y la entidad prestamista.
Uno de los factores más relevantes que inciden en el costo final del préstamo es la tasa de interés. Este porcentaje representa el precio que pagas por obtener el crédito y se suma al saldo total.
Las tasas pueden ser fijas o variables. Una tasa fija se mantiene constante a lo largo del plazo del préstamo, mientras que una tasa variable puede fluctuar con el tiempo.
En la mayoría de los casos, los intereses comienzan a acumularse desde el momento en que recibes los fondos. Por ello, si obtuviste un préstamo en tu primer año de estudios y postergas los pagos hasta después de graduarte, es probable que el monto adeudado supere la cantidad inicial solicitada.
Para acceder a un préstamo educativo, usualmente se requiere presentar los siguientes documentos:
Es importante recordar que, además del dinero que solicitas, también deberás cubrir los intereses generados. Por ello, es recomendable calcular cuánto incrementará la deuda total debido a los intereses.
La cantidad final que pagarás dependerá de diversos factores, como si el préstamo está subsidiado o no, el tipo de tasa de interés, el monto solicitado y el plazo de pago.
Los préstamos educativos son otorgados, en la mayoría de los casos, por entidades privadas como bancos, instituciones de microfinanzas, agencias estatales de crédito o prestamistas no bancarios.
Estos préstamos pueden contar con tasas de interés fijas o variables y, en muchos casos, requieren un cosignatario que respalde la deuda. Como los intereses suelen acumularse desde el inicio, es recomendable comenzar a realizar pagos lo antes posible para reducir los costos adicionales.
Las universidades establecen el costo total de la educación, el cual incluye diversos gastos asociados a la obtención de un título, como la matrícula, el alojamiento y el transporte.
Si planeas utilizar un préstamo educativo para cubrir estos costos, los fondos podrán destinarse a:
Es importante destacar que, en la mayoría de los casos, el dinero será transferido directamente a la universidad para cubrir los gastos educativos del estudiante.